El bajista de Molotov, Paco Ayala, rompió el silencio sobre la dolorosa experiencia que vivió su padre antes de fallecer en 2022. En una entrevista con Ventaneando, el músico reveló que su progenitor sufrió condiciones inhumanas en un asilo al sur de la Ciudad de México, donde la falta de atención, el maltrato y la negligencia fueron constantes. Lo más alarmante es que este mismo lugar sigue operando y actualmente alberga al padre de Federica y Apio Quijano, integrantes del grupo Kabah.
“Caes en la trampa”: la dura realidad detrás del asilo
Ayala describió el asilo como una fachada bien montada que engaña a las familias con la promesa de cuidado y bienestar para los adultos mayores. Sin embargo, la realidad dista mucho de la imagen que venden. Según relató, las instalaciones no eran las mismas que se mostraban al inicio, el personal no tenía la capacitación necesaria y las visitas debían anunciarse con anticipación para que el lugar luciera en condiciones óptimas.
“Se venden como un lugar donde cuidan la salud de la gente mayor, pero es una trampa. Las instalaciones parecen ser una cosa y terminan siendo otra. El personal es muy escaso y no está capacitado. Si quieres visitar a tu familiar, tienes que avisar antes, porque hacen todo tipo de artimañas para que parezca que todo está bien”, denunció el músico.
Falta de alimentos y condiciones insalubres
Uno de los aspectos más preocupantes que reveló Ayala fue la falta de higiene y el mal manejo de los recursos. A pesar de que los familiares debían proporcionar insumos y cubrir costos adicionales, los residentes sufrían carencias básicas.
“No es un lugar que cumpla con las normas de sanidad. Muchas veces no hay alimentos suficientes, así que cenan lo que haya. Nos pedían artículos de higiene constantemente y a mitad de mes ya no había nada. Uno como familiar tiene que seguir pagando más y más”, explicó.
Un aviso tardío y una despedida trágica
El bajista de Molotov pudo conocer la gravedad de la situación gracias a un enfermero del asilo que, arriesgando su trabajo, le advirtió sobre el estado crítico de su padre. Tras recibir la noticia, Ayala llevó de urgencia a su progenitor al hospital, pero ya era demasiado tarde.
“Un enfermero nos avisó que mi papá estaba muy grave. Poco después lo despidieron por habernos dicho la verdad. Lo llevamos de emergencia al hospital, pero el daño ya era irreversible”, lamentó.
¿Por qué no demandó al asilo?
A pesar de la indignación y el dolor, Paco Ayala explicó que no pudo tomar acciones legales contra el asilo debido a que la información sobre el lugar era ambigua. La institución operaba bajo un esquema que le permitía evadir responsabilidades legales, lo que hacía difícil proceder con una denuncia formal.
“No teníamos datos suficientes. Legalmente no se vendían como un asilo, aunque funcionaban como tal. Era complicado armar un caso sólido contra ellos”, detalló.
Mientras este caso genera indignación, el asilo sigue operando y resguardando a personas mayores, lo que levanta la pregunta: ¿cuántas más estarán viviendo bajo estas mismas condiciones?
