El nombre de Silvia Pinal sigue dando de qué hablar incluso después de su partida. Y esta vez no por su trayectoria artística, sino por la herencia que dejó a sus hijos. Sylvia Pasquel, Alejandra Guzmán y Luis Enrique Guzmán quedaron boquiabiertos al enterarse de la cantidad de dinero que su madre había guardado con absoluta discreción.
La sorpresa fue revelada por Efigenia Ramos, la mujer que acompañó a la diva del cine y la televisión durante más de tres décadas como asistente personal y mano derecha. “Efi”, como la conocían en la familia, aseguró que fue la única que conocía a detalle las cuentas de la actriz y que, al momento de mostrarle a los hijos los números reales, ninguno daba crédito de lo que estaban viendo.
“Ellos pensaban que mi jefa no tenía nada, y cuando vieron lo que había, se quedaron impactados”, confesó en entrevista con Matilde Obregón.
Lejos de la imagen pública de una artista rodeada de lujos y gastos excesivos, Ramos destacó que Pinal fue una mujer sumamente organizada con sus finanzas, responsable de cada movimiento y celosa de su patrimonio. Esa disciplina permitió que construyera un legado económico mucho más grande de lo que incluso su propia familia esperaba.
La historia de Efi y Silvia comenzó en los años noventa, cuando la entonces esposa de Tulio Hernández pidió a su secretaria que la apoyara en su campaña política. La dinámica funcionó tan bien que, después de dejar la vida pública, Pinal pidió que Ramos continuara con ella en todos sus compromisos artísticos. Desde entonces, fue su sombra, su apoyo y la guardiana de sus secretos.
Hoy, la revelación sobre la herencia de Pinal no solo alimenta el asombro del público, sino también el mito de la última gran diva del cine mexicano: una mujer que no solo brilló en pantalla, sino que supo asegurar cada peso de lo que construyó a lo largo de su vida.
