Taylor Swift no juega en ligas menores y volvió a demostrarlo. La cantante más poderosa del planeta decidió bajarse del escenario más visto del mundo: el show de medio tiempo del Super Bowl. No fue por dinero, ni por falta de ganas, sino por algo que para ella vale más que cualquier cheque: el control absoluto de su trabajo.
De acuerdo con el periodista Rob Shuter, en su podcast Naughty But Nice, Swift puso una condición que hizo temblar a la NFL y a Apple Music, productora oficial del espectáculo. Taylor quería que la grabación completa de su presentación fuera suya. Todos los derechos, todas las regalías, y hasta libertad para meter anuncios de sus propios proyectos. Básicamente, un contrato hecho a su medida.
La liga de futbol americano, acostumbrada a que las estrellas acepten el show como una plataforma de exposición gratuita, no quiso ceder. “Taylor no necesita exposición. Ella necesita un acuerdo que reconozca su valor”, explicó Shuter, recordando que la intérprete de The Tortured Poets Department ya posee la totalidad de su catálogo musical y no suelta nada que no sea 100 % suyo.
Incluso, el equipo de la cantante propuso pagar de su propio bolsillo la producción para quedarse con los derechos. Pero Apple Music se negó a soltar el control. Y así, el trato se vino abajo. “Ella no necesita al Super Bowl, el Super Bowl la necesita a ella”, remató Shuter con veneno.

Mientras tanto, la NFL se quedó con el balón en las manos y sin su jugada estrella. Entre los nombres que suenan como plan B destaca Adele, quien podría dar un espectáculo más íntimo, enfocado en su voz y sin las coreografías explosivas que suelen encender el estadio. La liga ya conversa con Roc Nation, la empresa de Jay-Z, para cerrar el trato.
Los expertos en entretenimiento califican la pérdida como un error histórico. Un show de Taylor Swift habría roto récords de audiencia y convertido el partido en un fenómeno mundial. Ahora, la gran pregunta es si el próximo Halftime Show podrá mantener la expectación sin la artista más influyente de la década.
Por ahora, la NFL tendrá que anotar un nuevo plan… y rápido, porque la reina del pop ya dejó claro que en su cancha, las reglas las pone ella.
