Rosalía se prende fuego en “Berghain”: del club más oscuro de Berlín al altar de la redención musical 

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Rosalía está de vuelta, y no precisamente con un “Motomami Reloaded”, sino con algo mucho más místico, cerebral y, sí, un poco pecaminoso. La artista lanzó “Berghain”, el primer sencillo de su cuarto disco de estudio titulado “Lux”, que verá la luz el 7 de noviembre de 2025.

Después de tres años de silencio musical, la española regresa con una propuesta que mezcla lo celestial con lo carnal: flamenco, electrónica y orquestación sinfónica se encuentran en un mismo altar sonoro. En esta nueva etapa, Rosalía parece haber dejado atrás la irreverencia motomami para sumergirse en un terreno más espiritual, donde el beat se confunde con el rezo.

“Berghain” —nombre del club nocturno más legendario y prohibido de Berlín— se convierte aquí en un símbolo del deseo, la culpa y la redención, un lugar donde los pecados se confiesan bailando y la iluminación llega entre luces estroboscópicas. La canción se interpreta en español, inglés y alemán, con versos como «Seine Wut ist meine Wut» (“Su ira es mi ira”), que evocan una especie de comunión emocional entre lo humano y lo divino.

Para lograr esta experiencia sonora, Rosalía se alió con mentes igualmente inquietas: Björk, Yves Tumor y la Orquesta Sinfónica de Londres dirigida por Daníel Bjarnason. El resultado es un híbrido entre ritual pagano y sinfonía electrónica que solo ella podría firmar.

El videoclip, bajo la dirección de Nicolás Méndez (Canada), fue grabado en Varsovia y tiene la estética de una procesión futurista: Rosalía avanza lentamente mientras una orquesta vestida de negro la sigue, como si la acompañara hacia su propia resurrección artística.

“Berghain” inaugura el segundo bloque de “Lux”, un álbum que promete explorar la eterna tensión entre la tentación y la pureza, la carne y el espíritu. Con este regreso, Rosalía no solo redefine su sonido, sino también su fe: la fe en el arte como el único pecado que vale la pena cometer.