Ninel Conde volvió a dar de qué hablar —y esta vez no fue por su música ni por sus romances— sino por su más reciente “retoque”: un cambio de color de ojos que ha dejado a sus seguidores entre el asombro y la preocupación. La actriz y cantante decidió someterse a un procedimiento estético valorado en 10 mil dólares en la clínica Kerato NYC, famosa entre las celebridades por ofrecer ese tipo de transformaciones extremas.
El detalle que más llamó la atención es que, según la periodista Chamonic, Ninel no habría pagado ni un solo dólar, pues la intervención habría sido parte de una colaboración con la clínica. Eso sí, lo que sí podría pagar —y muy caro— son las consecuencias para su salud visual.
En redes sociales, la intérprete de El bombón asesino compartió con orgullo su nueva mirada, explicando que este cambio simboliza “una nueva etapa” en su vida. “A veces, un cambio exterior refleja una transformación interior”, escribió junto a una serie de fotos donde presume su nueva tonalidad ocular.
Pero mientras sus fans aplauden su “renovación”, los especialistas levantan la ceja (y la alerta): cambiar el color del iris no es un juego de belleza. Oftalmólogos advierten que el procedimiento —ya sea mediante implante o láser— puede causar inflamación severa, fotofobia, glaucoma e incluso pérdida total de la visión si algo sale mal. “El ojo no está hecho para recibir estructuras artificiales. Cualquier alteración puede ser devastadora”, advirtieron médicos consultados.
El tema no tardó en convertirse en tendencia. Algunos admiraron la valentía (y vanidad) de Ninel, mientras otros la acusaron de “poner su salud en riesgo por likes”. La polémica deja una pregunta flotando: ¿vale la pena arriesgar la vista por una nueva mirada?
Por ahora, Ninel asegura estar feliz y “viendo la vida de otro color”… aunque los doctores esperan que siga pudiendo verla, literalmente.















