Carlos Santana y Carín León prenden “Velas” al amor: una oración sensual entre fe, deseo y guitarras sagradas 

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El universo musical acaba de alinearse con una colaboración que suena tan celestial como terrenal: Carlos Santana y Carín León unen fuerzas en “Velas”, una pieza que huele a incienso, suena a oración y late como una historia de amor imposible. Lejos de ser una simple balada romántica, el tema es una fusión de fe, deseo y sensualidad que convierte cada nota en una plegaria al amor.

Con la guitarra mística de Santana —esa que parece hablarle directamente al alma— y la voz rasposa y poderosa de Carín, “Velas” se convierte en una experiencia espiritual. La canción mezcla ritmos de soul, R&B, pop y rock con percusiones flamencas y un beat urbano que enciende los sentidos. La producción corrió a cargo del omnipresente Edgar Barrera, ganador de 26 Latin Grammys, quien tejió una atmósfera que vibra entre lo divino y lo carnal.

El propio Santana explicó que las velas representan “una frecuencia que conecta con el espíritu”. Para él, “Velas” no solo es música, sino un acto de fe y un llamado al amor en tiempos oscuros. “El romance es un puente entre los humanos y Dios. Todos necesitamos un abrazo de luz”, declaró el legendario guitarrista, confirmando que aún tiene alma de chamán del rock.

Por su parte, Carín León confesó que esta colaboración trasciende la industria y toca lo cultural: “Los latinos tenemos esa conexión espiritual con lo divino, más allá de la religión. Esta canción es como pedirle a Dios por esa persona que amas”. El sonorense también aprovechó para rendir tributo a Santana: “Estar con él no es solo un logro en mi carrera, es un agradecimiento al arte que ha mantenido viva la música por décadas”.

En la letra, el narrador no solo ama, venera. Invoca a la Virgen María, a Mahoma, a Buda y hasta a la Santa Muerte, demostrando que cuando se trata de amor, no existen fronteras ni credos. “Velas” llega como sucesora de “Me Retiro”, la colaboración entre Santana y Grupo Frontera, y promete encender el nuevo proyecto del guitarrista con una llama que mezcla el alma, el deseo y la devoción.

En tiempos de caos, Santana y Carín nos recuerdan que tal vez rezar con música —y un poco de pasión— sigue siendo el milagro más efectivo.