Adiós al rey de la elegancia: Giorgio Armani muere a los 91 años en Milán

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El universo de la moda despertó este jueves con una noticia que nadie quería leer: Giorgio Armani, la leyenda italiana que reinventó la elegancia y vistió al mundo durante más de cinco décadas, murió a los 91 años en su natal Milán.

La confirmación llegó desde sus canales oficiales, donde tres fotografías en blanco y negro acompañaron un extenso mensaje con el que se despidió al diseñador que cambió para siempre la historia del estilo. En el comunicado, además, se detallaron los preparativos para darle el último adiós.

Aunque en junio de este año Armani ya había levantado sospechas al ausentarse de dos desfiles clave en la Semana de la Moda de Milán por problemas de salud, jamás se reveló cuál era su padecimiento. Hasta el momento, la causa de su fallecimiento se mantiene en reserva.

Lo que sí quedó claro es que su despedida será tan sobria como su estilo: una cámara funeraria se abrirá al público los días 6 y 7 de septiembre en el Armani/Teatro, en Via Bergognone 59, Milán. Tal como él lo había solicitado en vida, el funeral será un acto privado.

Nacido en Piacenza en 1934, Armani no siempre soñó con la moda. Primero intentó estudiar medicina en la Universidad de Milán y cumplió con el servicio militar, pero la vida lo llevó a las vitrinas de La Rinascente como escaparatista. Más tarde se sumó a la firma de Nino Cerruti, donde en los años 60 comenzó a moldear el estilo que lo haría eterno.

En 1975 fundó su propia casa, Armani S.P.A., con una colección masculina que pronto evolucionó hacia propuestas femeninas. Su sello distintivo fue revolucionar el traje clásico, otorgándole libertad, sobriedad y sensualidad. De ahí surgió el mítico “estilo Armani”, definido por líneas limpias, tonos neutros y una elegancia que parecía no pertenecer a ninguna época, sino a todas.

“Re Giorgio”, como lo apodaron, no solo creó moda: levantó un imperio que abarcó perfumes, joyería, hoteles, cosméticos e incluso gastronomía, manteniéndose siempre independiente de los grandes conglomerados de lujo.

Hoy la industria lo despide, pero su nombre seguirá escrito en cada esquina de la elegancia moderna. Armani no murió, Armani se convirtió en eterno.