En una visita relámpago a Aguascalientes, David Larible —considerado por muchos como el mejor payaso del mundo— se sentó frente a la prensa para compartir lo que pocos se atreven a confesar: cómo se sobrevive al paso del tiempo cuando tu trabajo es provocar carcajadas, incluso cuando la sociedad parece estar cada vez más difícil de sorprender.
Con la humildad y la chispa que lo caracterizan, Larible habló de sus décadas en la pista de circo, de los premios que ha conquistado —el Clown d’Argent y el Clown d’Or del Festival de Montecarlo, nada menos— y de la presión de cargar con un título tan grande como “el mejor payaso del mundo”. Pero, lejos de presumir, David compartió su receta para mantenerse vigente: adaptarse sin perder la esencia.
“Hoy la gente se ríe de otras cosas, las redes cambiaron todo. Pero la risa genuina sigue siendo la misma: es universal”, contó entre bromas. Para Larible, el humor clásico sigue vivo, pero es imposible ignorar cómo la sensibilidad del público se ha transformado. Por eso, confesó que su espectáculo ha evolucionado, mezclando lo tradicional con guiños modernos, pero siempre manteniendo la ternura y la picardía que conquistaron al público desde los 80.
El artista italiano también adelantó que podría volver a tierras hidrocálidas en 2026, pues México, dijo, siempre lo ha recibido con ovaciones y cariño. “Aquí siempre me hacen sentir en casa. El público mexicano tiene un corazón enorme”, soltó, dejando claro por qué sigue regresando a pisar la pista donde sea que lo pidan.
Entre risas, anécdotas y un par de bromas improvisadas, Larible demostró que, aunque el mundo cambie, siempre habrá espacio para un buen payaso… especialmente si ese payaso es David Larible.
