El mundo de la música norteña se estremeció este fin de semana cuando Eliseo Robles, uno de los grandes íconos del género, se desvaneció inesperadamente mientras daba un concierto en Phoenix, Arizona. El incidente ocurrió durante su participación en el espectáculo Palomazo Norteño, dejando a fans y colegas con el corazón en la mano.
Las imágenes del momento no tardaron en hacerse virales: mientras Raúl Hernández interpretaba el clásico “La Puerta Negra”, se observa a Eliseo perdiendo la estabilidad hasta caer frente a todos. Rápidamente, personal del staff subió al escenario para auxiliarlo y evitar que la situación pasara a mayores.
Ante la ola de especulaciones y la lluvia de mensajes de preocupación, fue el propio Eliseo quien puso un alto a los rumores con un mensaje directo a sus seguidores. A través de la cuenta oficial de Palomazo Norteño, el cantante mandó un comunicado en el que aseguró que se encuentra bien y agradeció cada muestra de apoyo.
“Gracias de corazón por preocuparse por mí. Todo está bien y nos vemos en El Paso para seguir cantando”, escribió Robles, confirmando que sigue en pie para cumplir con su próxima presentación este 26 de julio en el El Paso County Coliseum, en Texas.
Una leyenda que no se rinde
Eliseo Robles es un verdadero peso pesado dentro de la música regional mexicana. Nacido en Valle Hermoso, Tamaulipas, empezó a abrirse camino en la industria desde que tenía apenas 17 años junto a su hermano Juan Robles. Sin embargo, su nombre quedó grabado para siempre cuando se convirtió en la voz principal de Los Bravos del Norte, la agrupación liderada por Ramón Ayala, con quienes trabajó por más de una década.
Temas como “Chaparra de mi amor”, “Gerardo González” y el clásico “Tragos Amargos” forman parte de su vasto repertorio que sigue encendiendo bailes y cantinas. Además, Robles ha sabido mantener viva la tradición musical en familia, compartiendo escenario y estudios de grabación con su hijo Eliseo Robles Jr., fundador del grupo La Leyenda.
A pesar del susto y los rumores, Eliseo Robles deja claro que, como buen norteño, sigue firme y con ganas de seguir poniendo a cantar a su público. El micrófono sigue siendo suyo. ¡Y que viva la música bravía!
