Galilea Montijo no solo condujo la quinta gala de eliminación de La Casa de los Famosos México, la transformó en un desfile de emociones. La tapatía apareció con un outfit cargado de historia personal que dejó al público con la boca abierta: un vestido plateado con detalles negros y toques brillantes que, más allá de la moda, funcionó como un altar portátil para su abuela Refugio “Cuquita”.
Lejos de ser un simple look glamuroso, el diseño escondía secretos familiares. La prenda incluía carretes, broches y hasta seguros de costura, un guiño directo a la pasión por la moda de su abuela. Pero el golpe al corazón fue un delicado colibrí bordado en el vestido, símbolo que, según Galilea, aparece cada vez que siente la presencia de “Cuquita” cerca.
No es la primera vez que Montijo convierte el escenario en pasarela; de hecho, sus atuendos han sido comparados con íconos como Selena Quintanilla, pero esta vez superó cualquier expectativa. En lugar de limitarse a brillar, la conductora transformó la gala en un homenaje íntimo y emotivo que dejó claro que detrás de la diva de la televisión, existe una nieta orgullosa que lleva a su familia hasta en la ropa.
Con este gesto, Galilea se reafirma no solo como reina del estilo televisivo, sino como alguien capaz de convertir un reality show en un espectáculo donde la moda también cuenta historias profundas.
