Dicen que los secretos mejor guardados se caen por su propio peso… o por una cámara indiscreta. Si no, pregúntenle a Andy Byron, el poderoso CEO de Astronomer, que pasó de disfrutar un concierto de Coldplay a convertirse en tendencia mundial por un pequeño gran detalle: la Kiss Cam lo delató besuqueándose con Kristin Cabot, nada menos que la directora de Recursos Humanos de su propia empresa.
El video dio la vuelta al mundo no solo por la jugada amorosa, sino porque la esposa de Byron, Megan Kerrigan, reaccionó de inmediato borrando el apellido de su (ahora ex) marido de todos sus perfiles. ¿Declaraciones oficiales? Ninguna. Pero la traición ya quedó grabada para la posteridad… y para el feed de chismes.
Pero ojo, Byron no es el único que ha probado la adrenalina de ser infiel a plena vista. El mundo del espectáculo está lleno de “aventureros” que fueron cazados sin escapatoria.
El Escorpión Dorado, por ejemplo, terminó picado por su propia cola cuando se destaparon mensajes y audios que demostraban su supuesto romance con la influencer Fabiola Martínez. Lo que parecía una travesura terminó siendo una relación larga llena de “mensajitos bonitos”… y un matrimonio de 15 años (con Dana Arizu) tambaleándose.
Justin Timberlake tampoco se salvó: en París, cámaras indiscretas lo captaron besándose en un club con Zenya Bashford, y la pobre Jessica Biel, su esposa, tuvo que aguantar el linchamiento mediático.
En México, el caso de Raúl Araiza sigue fresco en la memoria de muchos: al conductor de Hoy lo pescaron muy acaramelado con la actriz Elba Jiménez, detonando una crisis que acabó con su matrimonio de casi dos décadas con Fernanda Rodríguez.
Y cómo olvidar a Ashton Kutcher, que le jugó chueco a Demi Moore justo cuando celebraban su sexto aniversario de bodas. La fiesta terminó en cama con Sara Leal, una rubia que se robó más que una mirada.
Por último, Juanes también dio de qué hablar cuando un paparazzi lo agarró en plan romántico con Johana Bahamón, poniendo su relación con Karen Martínez contra las cuerdas. Aunque se separaron cuatro meses, lograron reconstruir su matrimonio.
Moraleja: no hay lugar público, ni cámara, ni paparazzi que perdone un desliz. Si vas a ser infiel, mejor apaga el celular… o quédate en casa.
