Karla Sofía Gascón continúa rompiendo esquemas y derribando fronteras en el mundo del cine. La actriz española fue distinguida en la 82ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia con el codiciado Premio Kinéo a la Mejor Actriz Internacional, un reconocimiento que la coloca oficialmente entre las figuras más influyentes y aplaudidas de la actualidad.
El galardón llega tras su aclamado papel en Emilia Pérez, la cinta musical de Jacques Audiard que no solo enamoró a la crítica, sino que catapultó la carrera de Gascón a niveles meteóricos. La Asociación Cultural Kinéo, responsable de estos premios, subrayó la fuerza interpretativa y la sensibilidad de la actriz, uniéndola a una lista de leyendas como Susan Sarandon, Ennio Morricone y Bernardo Bertolucci.
Su explosión mediática comenzó en Cannes 2024, donde hizo historia al convertirse en la primera mujer trans en ganar el premio a la Mejor Actriz, reconocimiento que compartió con Zoe Saldaña, Selena Gomez y Adriana Paz, en un gesto que simbolizó la fuerza del trabajo colectivo. Desde entonces, los reflectores no han dejado de apuntar hacia ella.
En Europa, arrasó en los Premios del Cine Europeo y en España fue celebrada en los galardones de la Unión de Actores y Actrices. Pero su influencia cruzó el Atlántico: Emilia Pérez la llevó a los Golden Globes, los Critics’ Choice Awards, los BAFTA y hasta los Screen Actors Guild Awards. Y como si fuera poco, su interpretación la condujo a lo impensable: una nominación al Oscar como Mejor Actriz, la primera vez en la historia que una persona transgénero alcanzaba ese lugar.
Aunque la estatuilla dorada no llegó a sus manos, la nominación quedó tatuada en la memoria de Hollywood como un antes y un después en la representación LGBTQ+ en el cine. Hoy, con el Premio Kinéo, Gascón reafirma que no se trata de un momento pasajero, sino de una trayectoria sólida que seguirá marcando la historia del séptimo arte.
Más allá de los trofeos, Karla Sofía Gascón se ha convertido en un símbolo de inclusión, talento y resistencia, abriendo puertas que durante décadas parecieron cerradas. Su éxito es un recordatorio de que la autenticidad también brilla en la pantalla grande y de que el cine, al fin, está listo para evolucionar.
