El Internet volvió a matar a alguien que sigue más viva que nunca. Esta vez la víctima fue Leticia Calderón, quien tuvo que salir a aclarar que no se nos adelantó luego de que circulara un video manipulado donde nada menos que Galilea Montijo “anunciaba” su fallecimiento. Sí, así como lo lees: la tecnología hizo su magia (y su desastre) al crear un deepfake tan convincente que medio México creyó que la actriz había muerto en un accidente doméstico.
Leticia, fiel a su estilo sereno y con un toque de humor, tomó las redes para desmentir la noticia con una frase digna de telenovela: “No estoy muerta, estoy vivita y coleando. Excelente semana”. Con eso, calmó a fans, familia y a uno que otro periodista que ya estaba redactando el obituario.

El caos empezó cuando un video con la cara y voz de Galilea Montijo comenzó a viralizarse en TikTok y X. En el clip, la conductora “decía” que Calderón había fallecido. Aunque la edición tenía fallas más notorias que los efectos de una novela de los 90 —labios fuera de ritmo y expresiones raras—, muchos cayeron en la trampa. El poder de la IA, la velocidad de las redes y la costumbre de creer lo primero que se ve, hicieron el resto.

Galilea, obviamente, se quedó con la boca abierta (esta vez de verdad). En el programa HOY, desmintió la información y aseguró que la propia Leticia se comunicó para confirmar que todo estaba bien. “El susto nadie te lo quita”, dijo entre risas, mientras lanzaba una indirecta: “No sean gachos los que inventan esos videos”.
La broma macabra encendió las alarmas sobre los peligros de los deepfakes, esos videos generados con inteligencia artificial que pueden poner palabras —y muertes— en bocas ajenas. Expertos advierten que estas herramientas ya no son cosa de ciencia ficción: cualquiera puede usarlas, y los famosos son blanco fácil.
Tras el susto, Leticia Calderón volvió a la normalidad, grabando, trabajando y publicando en redes. Lo único que “murió” fue la credibilidad del video. Así que sí, la estrella de Amor real sigue viva, bella y con más cuerda que nunca… aunque Internet ya la haya enterrado por error.















