Vanessa Adame no tuvo una infancia común. Mientras otras niñas coleccionaban estampitas o soñaban con ser actrices, ella lidiaba con algo muy distinto: ver a su papá, Alfredo Adame, en calzones gigantes por toda la ciudad. Literal. Ropa interior, pose de Superman, y espectaculares tamaño edificio en pleno Viaducto.
Durante una entrevista en el pódcast Políticamente Imprudente, Vanessa recordó con mezcla de humor, vergüenza y resignación, aquel episodio de su infancia que aún no olvida.
“Tenía 9 años, y mi papá anunciaba calzones. Y estaba en todos los espectaculares del Viaducto… mi papá, en calzones en pose de Superman.”
Y si creías que eso era lo peor, súmale que los compañeritos de la escuela lo veían 37 veces antes de llegar a clases. El bullying no se hizo esperar.
De galán de telenovelas… a ícono del escándalo
Antes de convertirse en el meme nacional que reparte patadas de bicicleta y mentadas a medio mundo, Alfredo Adame era uno de los rostros más frecuentes de la televisión mexicana. Galán de novelas, conductor estrella y hasta candidato político. Pero entre todo eso, también se dio el lujo de ser imagen de “Trueno”, una marca de ropa interior masculina que lo convirtió —literalmente— en el calzoncillo oficial de México.
Vanessa no tuvo opción: mientras los demás niños veían caricaturas, ella vivía una realidad alterna en la que su papá estaba en paños menores… y en alta definición.
“Yo decía: ‘Esto es antinatural. No quiero ni ver. Esto no puede estar pasándome a mí’.”
La respuesta de papá Adame (y sí, es muy Adame)

Cuando su hija no aguantó más y le reclamó estar cansada de que todos hablaran de sus calzones, Alfredo no se disculpó. En cambio, le dio una respuesta muy al estilo Adame, mezcla de cinismo y lección de vida:
“Cada vez que te digan eso, acuérdate de dónde fueron tus vacaciones y pregúntales si sus papás ganan lo mismo para llevarlos a donde yo te llevé.”
Una frase tan Adame como sus escándalos.
Orgullo y calzones: el legado del apellido Adame
A pesar de las penas, Vanessa asegura que el tiempo le dio una nueva perspectiva. Hoy no sólo ya no reniega del apellido, sino que lo defiende con garras.
“Es un apellido que pesa, que te obliga a sacar carácter. A veces lo tienes que defender, a veces solo reírte… pero al final, lo llevo con orgullo.”
En un país donde los famosos van y vienen, pocos logran convertirse en fenómeno viral, escándalo eterno y figura mediática como Alfredo Adame. Y aunque sus calzones ya no estén colgados en espectaculares, el recuerdo sigue vivo en la mente (y la terapia) de su hija.
Porque en México, ser hija de Adame no es fácil… y menos cuando tu papá literalmente lo enseñó todo.
