Después de semanas llenas de rumores, miradas incómodas y lágrimas en conciertos, Katy Perry y Orlando Bloom pusieron punto final a su historia de amor, esa que durante casi 10 años parecía sacada de un guion de Hollywood. Y no, no fue un “hasta que la muerte los separe”, sino un comunicado frío, claro y definitivo: están oficialmente separados.
Aunque compartieron alfombras rojas, risas, una hija y hasta planes de boda (eternamente pospuestos), el amor ya no dio para más. Este jueves 3 de julio, la noticia fue confirmada por Page Six, medio que publicó el comunicado de la expareja, donde aseguran que, aunque ya no son pareja, seguirán unidos como padres de Daisy Dove Bloom, su hija de tres años.
Un final anunciado entre lágrimas y sospechas
El escándalo venía cocinándose desde hace semanas. Todo estalló cuando se reveló que Orlando Bloom asistiría a la boda de Jeff Bezos y Lauren Sánchez como “hombre soltero”, lo que puso a arder las redes. Como si eso no bastara, durante su reciente concierto en Adelaide, Australia, Katy no pudo contener el llanto al dedicar unas palabras a sus fans: “Gracias por acompañarme… siempre”, dijo, con la voz quebrada y los ojos al borde del colapso.
Katy dolida, pero sin ganas de repetir divorcio
Aunque el comunicado habla de respeto y estabilidad por el bien de su hija, fuentes cercanas aseguran que Katy está dolida pero aliviada. No quiere volver a pasar por el infierno emocional que vivió tras su divorcio con Russell Brand en 2012, del que dijo alguna vez que la dejó en pedazos. Esta vez, al menos, no hay papeles de por medio.
“Seguirán siendo vistos juntos como familia, ya que su prioridad compartida es —y siempre será— criar a su hija con amor, estabilidad y respeto mutuo”, señala el mensaje oficial.
De una hamburguesa robada al heartbreak mundial
El romance entre la cantante de “Firework” y el galán de Piratas del Caribe comenzó con una hamburguesa robada en los Globos de Oro 2016 (sí, así de caótico y encantador como suena). A partir de ahí, el amor floreció con intensidad… pero también con pausas. Se separaron en 2017, volvieron en 2018, se comprometieron en San Valentín y, aunque había boda en puerta, la pandemia y otras tormentas personales pusieron todo en pausa.
Con la llegada de Daisy en 2020, parecía que las aguas se habían calmado, pero el mar emocional terminó por hacer naufragar el barco Perry-Bloom.
¿Qué sigue? Por ahora, ella seguirá llenando estadios y cantando con el alma rota, y él… probablemente navegando en silencio con su espada de corsario emocional. Lo único cierto es que, aunque ya no sean pareja, Katy y Orlando acaban de firmar el final de una era que muchos creyeron eterna.

